Autobiografía de Ángel Agustín (Gueo) Sepúlveda Ramírez
“Yo nací en Lajas de una mente lajeña en cuna sencilla, sin oropeles que me adornaran más allá de los culeros. Fui el tercer hijo de una familia de seis: (padre, madre y tres hermanos) católica apostólica, romana y liberal ( por aquellos del Partido Liberal).
“Hice mis estudios primarios y secundario en las escuelas públicas de mi pueblo. Mi escuela superior en la Academia San Luis y estudié, en la para entonces llamada Universidad Católica de Ponce donde obtuve un Grado de Bachiller en Artes, especializado en Ciencias Sociales y una Concentración en Español. Me gradué, me hice hombre y me di a investigar la historia de mi pueblo desde antes de 1883. Me leí todas las Actas Municipales de Lajas desde el 1883 hasta el 1953. Hice anotaciones de lo que consideré más importante y lo transcribí (con dos dedos, como en la actualidad) en una maquinilla de escribir Remington del 1935.
“Mi afición por la historia de mi pueblo, me llevó a tener más de 200 horas en cintas de video y más de 200 de audio, ocho gavetas de archivo con más de 6,000 artículos periodísticos, todos los libros publicados por autores lajeños, folletos, revistas y monografías sobre Lajas.
“Soy sencillo en mi forma de ser, no muy inteligente y algo lento en el pensar, pero soy muy sagas. De noche, luego de acostarme y antes de dormirme, me pongo a cavilar, y es cuando hallo soluciones para mis inquietudes y es cuado quisiera cambiar el mundo. Soy un hombre contento, feliz y sin problemas (claro que si, soy soltero). Tengo un hijo y cuatro nietos (tres varones y una mujer). Pero eso no me quita el sueño.
“De niño, trabajé en una fabrica de juguetes de la localidad, ganando siete centavos y medio la hora. Al tiempo que estudiaba mi escuela superior en la Academia San Luis, fui monaguillo, sacristán, beato y empleado de farmacia con sueldo mensual de doce dólares.
“De paso, es bueno aclarar que yo, Gueo Sepúlveda, tengo algo de poeta (de poeta y loco todos tenemos un poco), de escritor, de historiador, de filósofo, de medico, de chef (jefe) de cocina, de abogado y de detective (por haber visto tantas películas de policías y bandidos en la televisión) y de algo más.
“Tengo una filosofía práctica de la vida que hace que me desenvuelva satisfactoriamente en todos los proyectos que emprendo. Soy tímido, parco en hablar y bien sentimental. Sufro con la violencia doméstica, con el abuso de menores y el maltrato a los animales. Soy apasionado aunque no me gusta exteriorizar mis sentimientos: Pero amo a más no poder. No le temo a la muerte, pero sí al dolor. Prefiero morir en manos de un esposo celoso, de repente, o del corazón, que sucumbir a la parca, postrado en cama o en sillón de ruedas. Por eso pido que me dejen morir en paz y que me incineren cuando me llegue el tiempo.
“Yo soy así. No les extrañe si por alguna razón no actúo como yo me he descrito, mis razones tendré”.
Para aquellos interesados en un analisis de su autobiografía.