Por allá, en la década del 20, Lajas sufrió los efectos inmisericordes de una fuerte seguía. Los agricultores perdían sus cosechas, el ganado enflaquecía y moría al no encontrar yerba para su sustento, el terreno pedregoso se hendía a causa de la sequedad existente. Los terratenientes, mayormente los del vecino pueblo de San Germán, se lamentaban grandemente.
Se hicieron rogativas, se rezaron rosarios, los sacerdotes en sus púlpitos clamaban a su Señor por lluvia. Nada surtía efecto. Pero, por esas cosas del destino, aparecen tres damas sangermeñas de probada raigambre y en un arrebato de súplica le hacen un voto a San José, de que si llovía, ellas le erigirían una gruta en su honor.
La súplica fue escuchada y un tiempo después llovió tan copiosamente que la normalidad volvió a nuestro pueblo Lajas.
Cumpliendo su promesa, las damas sangermeñas le construyeron a San José una gruta que vino a llamarse la “Gruta de San José”. Fue construida en piedra en forma piramidal con un estrado que podía servir de altar y en su centro colocaron una hermosa imagen de San José con un niño en sus brazos y una paloma blanca revoloteando en lo alto.
Muchas han sido las “excursiones” que se han hecho a esta gruta. Los Reverendos Padres Donato Liébana y Antonio Pinto, fueron los precursores de estas caminatas el 19 de marzo, Día de San José, en la que participaban los estudiantes de la Academia San Luis y algunas personas católicas de la localidad.
En la actualidad, el Padre Ángel Ortiz, y Padre Edgardo “Gary” López, junto a Surcando La Historia,Inc. han estado manteniendo y acondicionando el área, propiedad de la iglesia Catolica, y están llevando visitas por cita previa al Lugar. .